Las Cruzadas


A consecuencia del incremento demográfico experimentado desde el siglo X y del despertar de las actividades económicas internacionales, Occidente se lanzó a la conquista del Este en cuanto advirtió en el síntomas de debilidad. Venecia, Pisa y Génova se convirtieron en grandes centros comerciales. Se conquistaron a los musulmanes las islas de Cerdeña (1022) y Córcega (1091), hecho que permitió a los barcos cristianos navegar más libremente por el Mediterráneo. Los normandos se asentaron en el Sur de Italia y, a fines del siglo X, otros centros de la Provenza, el Languedoc y Cataluña contribuyeron a occidentalizar el comercio en el Mediterráneo. Al mismo tiempo, algunas ciudades del norte europeo buscaban nuevos mercados para los productos que fabricaban.

Este despertar de las actividades comerciales de Occidente fue una de las cosas de las cruzadas, si bien no se puede olvidar el factor religioso.
Las cruzadas fueron presentadas por los papas como guerras santas o peregrinaciones armadas, dirigidas por los pontífices con el objeto de abatir al islamiento y librar a la Tierra Santa de la dominación musulmana. Pero sirvieron fundamentalmente para apaciguar la violencia guerrera en el interior de las sociedades cristianas y volcar las energías caballerescas a la conquista del sepulcro de Cristo frente a los infieles.

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